La voz de los sin voz del movimiento medioambiental en Petorca.
Activista y ecofeminista, la estudiante de segundo semestre de Medio Ambiente, ha sido pieza clave para el cumplimiento de acciones en favor de diferentes emergencias ambientales que afectan a una de las zonas más perjudicada por la crisis ambiental que vive nuestro país en el mundo, teniendo participación directa en coites gubernamentales e internacionales como la Unesco.
En la actualidad, nuestro país y el mundo demandan personas comprometidas con el medio ambiente. Y esto puede sonar como un gran cliché, pero son varios los sectores que, sin mucha visibilidad de los medios y autoridades, hoy luchan por vivir de manera digna y en un entorno sustentable y en armonía con la naturaleza.
Es en este contexto que los habitantes de la comuna de Petorca, región de Valparaíso, han tenido que soportar emergencias ambientales como la escasez hídrica, la desforestación, la intervención de humedales y otros procesos provocados por la agroindustria que han generado el empeoramiento en la calidad de vida de vecinos y vecinas.
Dado lo anterior, son muchos los forjadores que se han levantado para ser voz de los sin voz. Es el caso de Barbara Astudillo, estudiante de segundo semestre de Medio Ambiente en IDMA, quien vive en Petorca desde pequeña, siendo esta una de las motivaciones para tomar la posta de la dirigencia ecofeminista ambiental, trabajando con mayor énfasis en el movimiento ambiental de la zona de la Provincia de Petorca.
“Esto se da desde mi territorio, que me brindó una comprensión más profunda de los desafíos ambientales que enfrentamos como sociedad. Además, mi formación en salud con mirada ambiental y mis experiencias laborales me llevaron a involucrarme en la asesoría a comunidades afectadas por impactos ambientales, lo que despertó mi conciencia sobre la importancia de la defensa del medio ambiente y los derechos humanos”, señaló Barbara.
Y de la teoría a la práctica. “En el movimiento mi rol abarca diversas áreas. Soy miembro de Proteger Los Molles, un comité ambiental comunitario de Cabildo, y Chile sin Ecocidio, para la tipificación de los delitos ambientales que se dedica a proponer soluciones locales a desafíos ambientales. Además, he colaborado en el programa presidencial del actual Gobierno enfocado en la gestión de la gobernanza del agua con un enfoque de género”.
Y el compromiso de Bárbara ha pasado la barrera de lo regional. La rigurosidad de su trabajo en Petorca, la ha llevado a participar en instancia gubernamentales e internacionales. Por ejemplo, una de sus labores es la de sensibilizar sobre el Tratado de Escazú en territorios vulnerables, el cual es un instrumento que protege a las personas que contribuyen al cuidado del medio ambiente.
En este contexto, su favorable relación con autoridades y otras organizaciones internacionales, le han permitido, por medio de su trabajo, generar acciones concretas: “Trabajé en la declaración de santuarios, la protección de humedales y la intervención en proyectos de ley ambientales en Chile. También he impulsado proyectos como los recursos de protección por el agua a comunidades rurales que recibían cantidades inadecuadas de agua potable como los 100 litros mínimos. Estas experiencias me impulsaron a tomar un papel activo en la lucha por un medio ambiente sostenible para las presentes y futuras generaciones”.
“Los dirigentes ambientales, incluyéndome, hemos participado en diversas instancias oficiales relacionadas con la gestión del medio ambiente y los derechos humanos. Hemos tenido presencia en foros internacionales, como los foros de Defensores de Derechos Humanos en asuntos ambientales en Ecuador, Panamá y la COP en Argentina. Además, hemos colaborado en el programa presidencial enfocados en la gestión del agua y la gobernanza ambiental. Nuestra participación ha sido activa y consultiva, aportando nuestras perspectivas y experiencias para la toma de decisiones desde el enfoque territorial como acción local”.
Bárbara también ha tenido la oportunidad y el tremendo privilegio de trabajar en conjunto con la Organización para las Naciones Unidad para la Educción, la Ciencia y la Cultura. “Ellos han desempeñado un papel significativo en la promoción de la educación y la concienciación sobre temas ambientales a nivel global, y esta labor también puede tener impacto en la región, contribuyendo a la sensibilización y la protección del patrimonio natural y cultural”, agregó.
Al cierre de la entrevista, Bárbara comenta la importancia de la formación entregada por IDMA, para su trabajo y el fortalecimiento por medio del conocimiento y la adquisición de herramientas teóricas y prácticas para seguir luchando por causas ambientales, siendo un aporte, no tan solo para la comunidad de Petorca, sino que también a nivel nacional.
“La formación en IDMA ha fortalecido mis habilidades y me ha empoderado para desempeñar un papel más influyente en la defensa del medio ambiente y los derechos humanos para un mejor cohabitar en el derecho al Buen Vivir. Mi compromiso se extiende a la sensibilización sobre el Tratado de Escazú en territorios vulnerables, lo que es crucial para la protección del medio ambiente y la justicia ambiental para fortalecer, desde y en los territorios, la divulgación del Tratado de Escazú por mi trabajo en red en varias regiones del país”, concluyó.
