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Chepika Construcción Sustentable: la iniciativa feminista y cooperativa del hábitat ecológico

28 Dic 2021 | Admisión, Construcción Sustentable, Noticias, Worldskills

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Desde la premisa de promover el desarrollo sostenible y la educación ambiental con perspectiva de género y desde una impronta cooperativista, Chepika Construcción Sustentable, empresa fundada en el año 2018 por mujeres profesionales formadas en el Instituto del Medio Ambiente (IDMA), ha comenzado su camino hacia la consolidación de un emprendimiento basado en los principales postulados y conceptos de la bioconstrucción, disciplina derivada de la arquitectura que busca producir, integrar, validar y ofrecer a la sociedad un conjunto de procedimientos y soluciones constructivas, orientadas en el cuidado de la salud de las personas y la protección del medio ambiente a partir del respeto irrestricto de las leyes de la naturaleza y sus múltiples ecosistemas, procurando generar el mínimo impacto en el paisaje y entornos naturales en donde se implementen los proyectos.

 

Línea de trabajo que se desarrolla especialmente en torno al propósito de dar respuesta total o parcial a diversas problemáticas sociales y medioambientales que existen en Chile como la escasez hídrica, desastres naturales, incendios en territorios marginados y precarizados y la escasez de viviendas a través de la implementación de proyectos de construcción sustentable gestionados a partir de la técnica constructiva Quincha (del quechua qincha, que significa cerco, muro o palizada). Sistema constructivo tradicional de Sudamérica consistente en la elaboración de una estructura en base a un entramado de madera, con un relleno de tierra vertido en estado plástico (barro) mezclado con fibras vegetales que, dada la presencia de dicha variedad de materiales, es clasificado como un método de construcción mixta.

Estilo de edificación -que cumple con todas normas de edificación antisísmicas exigidas por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de nuestro país- que se caracteriza por la creatividad humana, la comprensión de la naturaleza desde la cosmovisión indígena y el uso de materiales de bajo costo, el que se diferencia de la alta tecnología, habilidades especializadas y materiales industriales de mayor valor que se utilizan principalmente en la construcción inmobiliaria moderna dentro de procesos de diseño y realización generalmente desregulados urbanísticamente.

La construcción sustentable con sensibilidad feminista

En este contexto, el equipo de Chepika (del mapudungun Cehpidca que significa “planta de raíces tupidas y enredadas”) conformado por Javiera Chikawual (técnica en Construcción Sustentable), Mercedes Argudín (técnica en Energías Renovables y Eficiencia Energética) y Catalina Gajardo (técnica en Ecoturismo), luego de adjudicarse merecidamente el primer lugar en la categoría “Premio Emprendimiento Sustentable en Marcha” de las Olimpiadas IdmaSkills 2021 (evento estratégico que difunde el contenido experiencial del proyecto educativo de IDMA), han querido seguir potenciando su proyecto inserto en el mercado de la bioconstrucción hacia un camino que les permita continuar fortaleciendo su área de marketing y ampliando su cartera de servicios, entre los cuales destacan la ampliación y mejoramiento de viviendas sustentables, restauración de fachadas, muralismo natural, puntos limpios, baños secos, revestimientos, huerta en espiral y asesorías y talleres de educación sustentable. Oferta medioambiental apuntada en mejorar significativamente la calidad del hábitat y la salud de las personas, organizaciones y comunidades mediante conocimientos ancestrales, constructivos, tecnológicos y la innovación en la construcción sustentable, incorporando las principales características y valores del cooperativismo.

“Como Chepika creemos que habitar una vivienda que sea construida en barro y con materiales naturales nos da un confort (condiciones materiales que proporcionan bienestar o comodidad) y también una estabilidad emocional de poder contar con un lugar físico que no esté completamente sujeta a la capacidad económica de las personas, ya que la bioconstrucción permite la opción de autoconstruirse una vivienda con materiales que se encuentran accesibles y que están en abundancia como la tierra, la arena y la paja, que son los principales más de utilizan para poder construir, salvo la madera que hay que comprarla. Forma de construcción que, sin duda, se destaca principalmente por entregarnos autonomía y su aproximación con el buen vivir al permitir a las personas hacerse cargo permanentemente del espacio construido, modificándolo dependiendo de las necesidades de las familias”, explica Javiera Chicahual sobre las ventajas de este tipo de edificación tradicional que realiza la empresa agregando que “la tierra tiene muchas propiedades, entre ellas que es un material vivo, por lo tanto, cuando se habita una casa construida con barro, ésta respira. Esto quiere decir que la humedad interior se equilibra y adapta automáticamente, algo que no hace el cemento al ser un material muerto, a diferencia de los materiales naturales que poseen inercia térmica como las piedras y la arcilla que en conjunto constituyen un organismo muy vivo. Además de la cualidad del barro de no ser un material que se pueda quemar, ya que tiene una muy buena resistencia al fuego, que lo hace una muy buena y duradera alternativa especialmente en zonas áridas y con condiciones climáticas con altas temperaturas”.

Precisamente, a partir de las virtudes y ventajas de los materiales naturales y las técnicas no convencionales ocupadas en el desarrollo de viviendas y espacios ecológicos, las creadoras de la empresa destacan como una fuente de inspiración bastante relevante y motivante al momento de embarcarse en este proyecto, algunas iniciativas similares llevadas a cabo en el país por otras organizaciones que vieron en la edificación sustentable una opción totalmente viable y práctica de construir casas y espacios comunitarios de manera eficiente y en mucho menos tiempo, a lo que ofrece el mercado o la institucionalidad vigente en materia de vivienda y urbanismo, especialmente en momentos de urgencias e imponderables sociales como grandes incendios, en donde generalmente sólo se gestiona el daño, debido a las políticas de centralización del poder administrativo que tiene el Estado.

“Como parte del nacimiento de Chepika, nos inspiramos mucho en el trabajo realizado por la Fundación de Minga Valpo (organización que busca mejorar la calidad de vida de las comunidades a través de metodologías integrales de educación y construcción sustentable) que, luego de los incendios de Valparaíso, reconstruyeron a pura bioconstrucción las casas de todo un cerro por la falta de apoyo y gestión del municipio y otras instituciones estatales, organizando a las personas y familias afectadas para rehacer sus viviendas ocupando distintos materiales y filtrando el mismo barro generado después de que los incendios fueran controlados por bomberos, voluntarios y los mismos pobladores y pobladoras. Quienes, después de esta tragedia,  pudieron aprender a construir y mejorar sus propias casas con barro y con adobe y, así, estar más preparados en el caso que volviera a ocurrir un sinestro similar y, a su vez, salir de la línea asistencialista tan instalada en Chile”, reflexionó Mercedes Argudín sobre los orígenes de la empresa a partir del lamentable incendio ocurrido el sábado 12 de abril de 2014 en el sector del camino La Pólvora, en la parte alta de Valparaíso, que dejó más de 2900 viviendas destruidas y 12.500 personas damnificadas, 15 víctimas fatales​ y más de 500 heridos, pertenecientes a barrios y poblaciones completas del sector Almendral, entre los cerros Mariposas, Monjas, La Cruz, El Litre, Las Cañas, Merced, Ramaditas y Rocuant, y en donde toda la ciudad, así como Viña del Mar vivió varias jornadas en alerta roja y declarada «zona de catástrofe».

De esta manera, la profesional técnica en Energías Renovables y Eficiencia Energética de IDMA añadió que, tras este desastroso siniestro que conmovió al país, y en donde ella y otras participantes de Chepika participaron como voluntarias, sintió que “se podía hacer algo mejor que, por ejemplo, a lo que ofrece Un Techo para Chile , a través de la típica casa prefabricada sin aislación de 2×3 metros en donde tengan que vivir entre 4 a 5 personas y luego desentenderse de la problemática. Por ello sentimos que en los comienzos de la empresa se cruza un sentimiento de clase muy vivencial, ya que todas nosotras en algún momento nos ha tocado sentir frío o en verano pasar mucho calor por la mala calidad de nuestras viviendas, por eso lo ocurrido en Valparaíso no fue algo tan ajeno a nuestras realidades. Sin embargo, tampoco nos interesa hacer caridad, ya que entendemos que todas las personas deben ser sujetas de derecho a través de una solución habitacional que sea permanente, revisada y mejorada en el tiempo”.

La perspectiva de género y el potencial cooperativista de Chepika

Asimismo, Chepika, con más de 3 años de existencia, junto con suscribir gran parte de los postulados de la Bioconstrucción como parte fundamental de su fin empresarial, también ha querido incorporar a su visión y misión una marcada impronta feminista y antipatriarcal enfocada, en primera instancia, a explorar un área laboral históricamente masculinizada como la construcción mediante un modelo organizativo absolutamente horizontal y no vertical con el objetivo de ofrecer una fuente laboral -y también una instancia de prácticas profesionales- destinada prioritariamente para mujeres que deseen trabajar en este rubro con la intención de asegurar a las trabajadoras que no estén expuestas a pasar a ningún tipo de situación de acoso, discriminación, machismo y otras problemáticas procedentes de la cultural patriarcal.

En otras palabras, establecer a la empresa como un espacio de trabajo tendiente a trastocar la presencia de la jerarquía, la competencia, la dominación física o simbólica especialmente de mujeres, comunidades pobres, primeras naciones y migrantes racializados, entre otros grupos de personas históricamente excluidas y discriminadas por una forma invisible de organización de la sociedad y el poder basada en la idea de que unos están sobre otros y otras (patriarcado). Esto complementariamente al propósito en el futuro de transformar la estructura de la compañía hacia una lógica cooperativista, en donde se valore y defienda el aporte y contribución de todas y todos sus integrantes, extendiéndola a un ámbito socioeconómico como el medio para lograr que productores y consumidores obtengan un mayor beneficio, así como una mejora en la satisfacción de sus necesidades mediante una fuerza económica que favorece la inclusión financiera de sus colaboradores, tanto internos como externos.

Es decir, la decisión de posicionar a la cooperación y la colaboración como medios para lograr socializar igualitariamente los beneficios de una iniciativa y organización, satisfaciendo eficientemente las necesidades existentes en torno a distintas problemáticas sociales, económicas y medioambientales.

“Cuando se inició Chepika cuando éramos estudiantes de IDMA, estuvimos mucho tiempo tratando de conformarnos como una cooperativa entre nuestra comunidad de trabajo, en donde teníamos como meta tener 5 participantes, pero no pudimos conseguir ese quinto elemento. Sin embargo, igual empezamos a trabajar con otras personas para concretar proyectos y generar recursos con nuestro trabajo para poder solventarnos, como una manera de practicar la posibilidad y más adelante poner en marcha lo de las cooperativas. Decidiendo finalmente constituirnos como empresa, pero aún manteniendo la idea de ser una cooperativa, ya que siempre nos ha llamado la atención los principios cooperativistas que tienen que ver mucho con la perspectiva de género y también con la solidaridad en torno a un factor social y medio ambiental que para nosotras es muy importante. Por algo todas estudiamos carreras relacionadas al medio ambiente, y por eso este proyecto trasciende a la rentabilidad que podamos conseguir como empresa, enfocándonos más en los componentes valóricos y sociales que nos hemos planteado desarrollar”, comentó Javiera Chicahual.

Por su parte, y en el mismo sentido, Mercedes Argudín mencionó que “si bien somos una empresa con responsabilidad limitada, intentamos funcionar organizacionalmente como una cooperativa, lo que nos hace contar con un modelo empresarial más ligado a lo social que se ve reflejado en nuestra línea de negocio y los productos que ofrecemos estén bastante definidas, especialmente en el ámbito de las capacitaciones y relatorías en educación medioambiental; capacitando a trabajadores de la construcción formal para que también aprendan a construir con adobe, ya que en muchas obras se exigen ciertos metros cuadrados construidos con este material dentro de barrios patrimoniales, pero muchos no conocen esa técnica a cabalidad. Por eso nuestros talleres están enfocados justamente a capacitar ese tipo de mano de obra desde la retroalimentación de nuestra experiencia y conocimientos técnicos”.

Principios organizativos y morales que tanto Javiera Chicahual como Mercedes Argudín, a partir de sus ascendencias mapuche y afrodescendiente, respectivamente, decidieron dar curso a un proyecto basado en la colaboración y la igualdad de género desde el propósito de aportar en el proceso de redefinición y democratización del rubro de la construcción mediante un modelo de negocio participativo que actúe como una instancia de cambio respecto a las concepciones comerciales modernas basadas únicamente en la obtención de lucro. Esquema económico que ha sido impuesto por los mecanismos espontáneos y monopólicos del mercado para hacer negocios de la explotación de recursos naturales y el trabajo de mujeres y hombres transformarlos en bienes de consumo mercantilizados que exclusivamente promueven el proceso de acumulación capitalista administrado por diversas camarillas económicas, políticas instaladas en un país o territorio.

 

La importancia de IDMA en la formación de agentes de cambio medioambientales

En relación al campo del desarrollo sostenible en que se despliega empresarial y socialmente Chepika Construcción Sustentable, el rol formativo que tuvo el Instituto del Medio Ambiente durante la planificación y ejecución de esta iniciativa fue fundamental, tanto en términos procedimentales como en la etapa de maduración y socialización de la idea de realizar un emprendimiento que pondera a la construcción sustentable y la eficiencia energética como principales ejes en la generación espacios interiores y exteriores. Y en donde, desde un punto de vista holístico y metafórico, como la manera de proveer de funciones muy similares a las que tiene nuestro organismo humano en el sentido de actuar como una tercera piel que proteja y resguarde la vida de las personas a través de recursos de la naturaleza utilizados y adaptados a las técnicas de la bioconstrucción.

“Antes de entrar a estudiar Construcción Sustentable tuve una experiencia de hacer un voluntariado en Rapa Nui, consistente en la construcción de una escuela de música autosustentable, en donde pude trabajar con mis manos y darme cuenta que tenía la habilidad de fabricar lámparas con cemento y botellas de vidrio que estaban botadas por montones en la isla. Además de construir muros con latas de bebidas y cervezas. Luego de esa primera experiencia en la construcción sustentable, me surgieron las ganas de aprender más, especializarme y profesionalizar esos conocimientos, llegando en el 2016 al Instituto del Medio Ambiente, única institución que impartía esa carrera técnica, y en donde recibí una perspectiva bastante amplia sobre esta disciplina, especialmente en lo relacionado a las propiedades de la tierra, lo que me permitió darme cuenta que no sólo se podía construir con cemento, como mayoritariamente se hacía en la Isla de Pascua, sino que también con otros materiales como la tierra que está en abundancia en muchos lugares. Formación que abrió mi mundo y motivó a elegir a la construcción sustentable como mi herramienta para desarrollarme profesionalmente”, cuenta Javiera Chicahual respecto a su experiencia y estadía como estudiante de IDMA.

Por su parte, Mercedes Argudín también releva especialmente la arista experiencial y práctica de su etapa de formación técnica en Instituto del Medio Ambiente que le ayudó a profundizar en sus inquietudes e intereses personales en el ámbito de las energías renovables y la eficiencia energética y, asimismo, aportar en atenuar los efectos de la crisis energética mundial derivada de la utilización intensiva de combustibles fósiles. Al igual que una oportunidad de aplicar esos conocimientos en la implementación de distintos proyectos e iniciativas de desarrollo sustentable y bioconstrucción como los que promueve y ejecuta Chepika y que, próximamente, pretende expandirse hacia la construcción -desde cero- de viviendas autosustentables y ecológicas de 50 mt2 que incorpore paneles solares, baños secos y otros servicios incluidos en el actual abanico de servicios ofrecidos por la empresa.

“Siempre tuve mucho interés por la física, los paneles solares y la generación de energía limpia. Por eso ingresé a IDMA en el 2015 a estudiar energías renovables, en donde desde un principio tuve la posibilidad de vincularme con la eficiencia energética trabajando como promotora de una empresa de venta de paneles solares, en donde pude aplicar mucho de lo aprendido respecto a la tecnología y funciones de los productos”, recordó Mercedes Ardudín destacando además el haber podido participar de las primeras Olimpiadas de Worldskills que se realizaron en el instituto en el año 2016 “aprendiendo mucho acerca de los comportamientos del sol y la utilización de sus propiedades para ocuparlos, desde secar frutos hasta aplicarlos en la bioconstrucción”.

Proceso de desarrollo e instrucción profesional que le permitieron a la técnica en Energías Renovables, antes y luego de su titulación, poder transmitir toda esa información a sus compañeras y posteriormente exponer esos mismos conocimientos en los talleres que realiza la empresa, además de ampliar su margen de acción al momento de adecuarse a las necesidades de los clientes en el sentido de poder proponer soluciones complementarias según el requerimiento inicial, problemáticas como la escasez hídrica y la zona o tipo de terreno en que se desarrollará el proyecto solicitado.

“Por ejemplo, en el caso que un cliente que necesite una parcela de bioconstrucción, también puede necesitar un baño seco (inodoros de doble cámara que funcionan mediante la fermentación aeróbica, compostación y la desecación, para degradar la materia fecal y otros compuestos biológicos), o debido a que las napas subterráneas del terreno estén deterioradas se podría implementar un sistema de bombeo solar fotovoltaico para extraer agua de un pozo sin ocupar combustible fósil ni electricidad convencional. Experiencias y conocimientos que, gracias al aprender haciendo que IDMA inculca a sus estudiantes desde el primer día, me impulsó a relacionarme con compañeras y compañeros de otras carreras y darme cuenta que teníamos inquietudes en común hasta llegar decidir crear proyectos en conjunto, como fue el caso cuando conocí a Javiera Chicahual y decidimos fundar Chepika”, resaltó la joven de 26 años, oriunda de la comuna de Santiago  sobre su proceso formativo en el Instituto del Medio Ambiente.

Educación sustentable para un futuro sostenible

Aparte del fomento de la bioconstrucción como una manera de armonizar las edificaciones al entorno natural a través de materiales sustentables, el desarrollo de talleres y charlas en educación sustentable, junto con la instalación de espacios de reciclaje en centros educativos tanto públicos como privados del país, se ha transformado en un área de gran importancia dentro del plan de diversificación comercial y proyección institucional de la empresa a contar de un convencimiento ético sentado en la promoción y activación de la conciencia medioambiental como parte esencial de los objetivos de Chepika.

De esta manera, la motivación por socializar y compartir los conocimientos relativos a la bioconstrucción y la reutilización de materiales no biodegradables para elaborar colectivamente instancias de enseñanza ecológica para personas, comunidades urbanas y rurales y especialmente de comunidades educativas de distintos niveles, se ha convertido en una de las oportunidades más valoradas por la empresa dentro de su misión estratégica basada en proteger, preservar los ciclos de la naturaleza respecto a la utilización de sus recursos, además  de incentivar el buen vivir de las generaciones presentes y futuras en torno a fortalecer un vínculo activo y positivo con la humanidad y el aprecio por el planeta

“Dentro de nuestro set de servicios contamos con los Puntos Limpios, espacios de reciclaje elaborados con técnicas de construcción sustentables, además de entregar herramientas para que los niños puedan participar de estos procesos de construcción insertos en programas de educación medioambiental que buscan situarlos a ellos en el contexto de la problemática medioambiental actual, incentivándolos, además, a que utilicen sus habilidades motrices, tocando el barro y sintiendo loa tierra. Instancia que ha sido muy bien recibida por los niños, pese a que al principio tenían ese prejuicio de ensuciarse, pero se les ha pasado rápido y han quedado felices poniendo el barro de un lugar que ellos mismo van a ocupar todos los días. Por eso esos espacios están pensados para colegios públicos y privados para que puedan obtener la Certificación Verde requerido por el Ministerio del Medio Ambiente consistente en la exigencia de cierto porcentaje de reciclaje en sus dependencias (misma normativa que también incluye la incorporación de buenas prácticas ambientales en el quehacer diario de otros órganos del Estado)”, explicó Javiera Chikawal.

La construcción sustentable como opción necesaria dentro del derecho a la vivienda en la nueva Constitución

Finalmente, ambas fundadoras de Chepika, se refirieron a las proyecciones de la construcción sustentable como parte la nueva institucionalidad y nuevas políticas públicas relativas a la vivienda y el medio ambiente que están siendo debatidas y evaluadas dentro del proceso constituyente que está siendo dirigido por la Convención Constitucional y que se avizora -a partir del inicio de la etapa de inicio de las audiencias públicas con diversos actores sociales y de la discusión de los contenidos de la nueva carta fundamental- podría girar en torno al establecimiento de un Estado Social de Derechos y no como un mercado de servicios públicos con subsidio estatal como lo establece la aún vigente constitución de 1980. Normativa política y jurídica que en que se encuentra estructurado el sistema económico neoliberal y que asegura la concentración económica a través de la explotación de recursos naturales sin valor agregado y sin resguardo de los ecosistemas y las comunidades.

“Creemos que, sin duda, la construcción sustentable debe ser una posibilidad absolutamente considerada como una política de vivienda garantizada por el Estado, pero antes definiendo claramente en dónde y cómo se va a ejercer ese derecho, especialmente considerando que estamos en un territorio en donde los recursos han cambiado y la disponibilidad de los mismos no son infinitos, ya que tienen procesos naturales predeterminados en el tiempo. Y de acuerdo a esto, claramente, la proyección de la construcción de viviendas va cambiar en lo que respecta a los materiales que se van poder ocupar y cuáles no a raíz de la crisis climática. Además, no puede ser posible que todavía el monopolio de los materiales para construir casas siempre recaigan en las mismas empresas de retail que también están asociadas a la Cámara Nacional de Comercio (CNC) y la Cámara Chilena de la Construcción (gremio inmobiliario que en 2019 publicó un estudio en que se estableció que obtener una vivienda en Chile es algo “severamente inalcanzable”), cuestionó Mercedes Argudín.

“Por eso pensamos que estamos en un momento en que debemos replantearnos la definición de la construcción desde una perspectiva más solidaria, desde la idea de la construcción para construir y no para acaparar ni especular, y en donde se garantice una vivienda para todas las familias, pero una vivienda digna. Que se planifiqué responsablemente considerando algo tan simple como qué viviendas se van construir, en dónde se va a construir y cómo se van a distribuir los barrios. No seguir construyendo en la periferia sin servicios básicos, sin la opinión de las comunidades y los pobladores y sólo bajo los criterios impuestos por las inmobiliarias.”, terminó de profundizar la titulada de IDMA.

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