El 11 de julio de 1989 la Tierra alcanzó los 5.000 millones de habitantes, motivo por el cual se celebra el Día Mundial de la Población. A la fecha, y según los datos más recientes del Banco Mundial, ya hay más de 7.500 millones de personas viviendo en la Tierra, y se estima que para el año 2030 la población alcance los 8.600 millones de habitantes.

En el plano local, Chile ya superó los 19 millones de habitantes según el Instituto Nacional de Estadísticas, y se espera que para el 2035 nuestro país supere los 21 millones de personas.

Naciones Unidas llama a conmemorar esta jornada centrando la atención en la importancia de lograr un desarrollo sostenible, lo último, considerando que anualmente la población mundial crece un 1,2 % y los recursos naturales se están agotando.

El principal efecto de la sobrepoblación es el consumo desmedido de recursos. El planeta tiene una capacidad limitada de generación de recursos y cada año el déficit de estos llega más temprano. Esto quiere decir que el progresivo aumento de la población en una determinada región provoca que se produzca una incontrolada contaminación, lo que trae como consecuencia  que las especies animales y vegetales sean desplazadas o extinguidas de su hábitat natural. El avance de las manchas urbanas y la contaminación son un problema que cada día se vuelve más grave, principalmente por el uso de más vehículos y la industrialización de los países emergentes.

En consecuencia, el impacto humano en el medioambiente se podría medir considerando el volumen de población, riqueza y tecnología, aumentando uno de estos últimos tres factores, el daño ambiental también aumenta.

Considerando que la población es un factor clave en el impacto ambiental, se puede esperar que los países pobres y con mayor sobrepoblación sean los que tienen un impacto ambiental mayor.

Sin embargo, esto no es del todo cierto, y así se manifiesta en la plataforma Seeker, que ha llamado la atención sobre un punto interesante respecto a la población. En el 2018, solo China y Norte América fueron los responsables de casi la mitad de las emisiones de CO2, países que por lo demás concentran a las personas con mayor riqueza en el mundo, sus generaciones son más longevas y cada vez tienen menos hijos, de manera que aumento de población se está frenando. En cambio, los países más pobres del mundo, donde la mayor cantidad de población total se concentra, se produce solo el 10% de las emisiones globales de CO2. Esto parece explicarse por los factores de riqueza y tecnología, siendo más determinantes que el volumen de la población.

Todo esto nos hace replantearnos la idea de que la sobrepoblación es una amenaza para el planeta. ¿Es realmente la sobrepoblación el problema ambiental que pensamos? ¿Es la población desmedida la culpable de nuestra actual crisis ambiental? ¿O la crisis ambiental no tiene relación con la cantidad de habitantes sino con cómo disponemos de la Tierra y sus recursos?

Te invitamos a pensar, reflexionar e informarte en torno a este tema. La educación y la consciencia son claves para revertir en algo los efectos ambientales productos de la sobrepoblación.

Fuente: https://bioeticalab.uc.cl/