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Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2: un objetivo cada vez más lejano

28 Ene 2022 | Noticias

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Con el fin de concienciar y sensibilizar a los habitantes de nuestro planeta sobre el cambio climático y los impactos ambientales que esta ocasiona, la Organización de Naciones Unidas (ONU) asignó al 28 de enero como el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2 como una instancia dedicada, precisamente, a impulsar el desarrollo y aplicación de políticas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente, devenidas del dióxido de carbono (CO2), uno de los compuestos mayormente responsable de la cada vez más descontrolada alza en la temperatura de la Tierra desatada especialmente durante los últimos 30 años.

Problemática medioambiental que, lamentablemente, pese a las diversas cumbres mundiales que se han realizado año a año con el objetivo de aunar voluntades de los países y las grandes empresas mineras y energéticas disminuyan la inmensa cantidad de partículas toxicas que liberan a la atmosfera mediante la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, aún no se ha conseguido que ese objetivo se convierta en una política transversal de la urgente necesidad de descarbonizar el planeta para evitar el desastre ecológico y ambiental que podría eliminar definitivamente diversos ecosistemas y la vida humana a través de la pérdida de especies, calentamiento y aumento del nivel de los océanos, escasez de alimentos, riesgos para la salud (enfermedades crónicas e intoxicaciones masivas), pobreza y desplazamiento migratorio, entre otros flagelos ambientales.

Así precisamente, quedó de manifiesto luego de finalizada la COP26 realizada en Grasgow (Escocia) durante el año pasado, en donde pese a que el foco de esta nueva versión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático propuso que todos los gobiernos de los países participantes definitivamente se comprometieran a evitar que el aumento de la temperatura global rebasara el 1.5° C necesario para impedir un desastre climatológico a partir de la reducción de un 45% las emisiones globales de gases de efecto invernadero al 2030, nuevamente no todos los países -especialmente Arabia Saudita, Rusia, China, Brasil y Australia- quisieron comprometerse a terminar con la deforestación del planeta, eliminar el uso del carbón y a reducir las emisiones de metano.

Imponiéndose de forma cada vez más explícita el discurso de la “reducción gradual” sobre el de la “eliminación” total del carbón y los combustibles fósiles dentro de procesos energéticos mundiales, tal como pregonan campañas mundiales como ‘Race to Zero’ que plantean justamente planes de elaboración, apoyo y supervisión de distintos proyectos e iniciativas centradas en promover un crecimiento económico inclusivo y sostenible que se traduzca principalmente a conseguir cero gases de efecto invernadero, como máximo plazo al 2050. Pero que en la práctica las grandes potencias del mundo, responsables del 90% de las emisiones gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global a través del negocio energético, no han dado señales claras y reales de querer adherir a dichos compromisos e iniciativas.

 

¿Qué cantidad de CO2 hay concentrado en la atmósfera?

 

Según estudios de Organización Meteorológica Mundial (OMM), el año 2018 ya se habían registrado niveles de 407,8 partes de CO2 por millón de partículas (ppm) alojadas en la atmosfera. Dato que ratifica la magnitud de la crisis del calentamiento global del planeta a partir del crecimiento incesante de la presencia de este gas de efecto invernadero que em 2020 registró el record de las 410 partes por millón (ppm), que es la forma de medir la presencia de estos gases en el aire de la Tierra.

¿La pandemia ha ayudado a revertir la contaminación de la atmosfera con CO2?

 

Según la OMM, vocero autorizado de las Naciones Unidas sobre el tiempo, el clima y el agua, el proceso de ralentización de los procesos industriales a raíz del Covid-19 no se ha traducido en una atenuación de los niveles impresionantes de gases de efecto invernadero generados principalmente por la industria energética y ganadera moderna, responsable de los mayores índices de emanaciones de CO2 y gas metano a la atmosfera a nivel mundial. Esto, a pesar de que durante el primer año de la pandemia, efectivamente se observó una disminución de diversos contaminantes especialmente devenidos del transporte, esas variaciones no han sido mayores que las fluctuaciones normales en el ciclo de carbonización industrial que se genera de un año a otro y por la marcada variabilidad natural a la que están sujetos los sumideros de carbono como la vegetación, debido también al proceso de desforestación del planeta que tampoco se ha detenido durante la pandemia.

 

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