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“Energías Renovables y el 1.5°; Un Desafío por Cumplir” por Prof. Rodrigo Valdovinos

12 Dic 2018 | Admisión, Asuntos Estudiantiles, Construcción Sustentable, Educación Continua, Energías Renovables, Medio Ambiente, Noticias, Vinculación, Worldskills

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En el acuerdo de París en noviembre 2015, el IPCC dictó la siguiente señal de alerta: “si queremos limitar el aumento de temperatura a 2°C, entonces la cantidad adicional de fósiles que podemos quemar en este Siglo XXI está muy limitada”, por tanto de aquí al 2050 toda la generación eléctrica debe hacerse sin emisión de CO2 , o sea con energías renovables; y de aquí al 2100 toda la generación de energía en el mundo debe hacerse sin emisión de gases efecto invernadero”.

El 8 de octubre del presente año, el IPCC lanza un nuevo comunicado más restrictivo: “ya estamos viviendo las consecuencias de un calentamiento global de 1 °C, con condiciones meteorológicas más extremas, crecientes niveles del mar y un menguante hielo marino en el Ártico, entre otros cambios“. Si se limita la temperatura del planeta de 2°C a 1.5°C, se reduciría los cambios de forma notoria.

Por ejemplo, para el 2100 la elevación del nivel del mar sería 10 cm inferior con un calentamiento global de 1,5 °C en comparación con uno de 2 °C. La probabilidad de que el océano Ártico quedara libre de hielo en verano sería de una vez por siglo con un calentamiento global de 1,5 °C, frente a un mínimo de una vez por decenio con uno de 2 °C. Los arrecifes de coral disminuirían entre un 70% y un 90% con un calentamiento global de 1,5 °C, mientras que prácticamente todos ellos (> 99%) desaparecerían con uno de 2 °C. En resumen, con 2°C más de calentamiento global, los cambios serían irreversibles. Se sentencio en este nuevo comunicado del IPCC.

Pero estas señales de alerta no terminan aquí. El 23 de noviembre cuando los estadounidenses celebraban el día de acción de gracias, estando en vacaciones, y a un mes del comunicado anterior del IPCC. El gobierno de EEUU principalmente los científicos del gobierno publicaron el volumen 2 de la Cuarta Evaluación de Clima del Programa de Investigación Intergubernamental sobre Cambio Climático de EEUU (USGCRP), informe que viene a sentenciar con más argumentos el llamado del IPCC hace un mes atrás.

Lo importante en esta coherencia de informes, es que la comunidad científica se ha unido para indicar que existen cambios en nuestro ecosistema de forma paulatina que tendrían una serie de consecuencias en la cantidad y calidad de nuestro suministro de agua, nuestra salud, nuestros ecosistemas y servicios ecosistémicos, nuestra producción agrícola y suministro de alimentos, nuestra infraestructura, nuestros océanos y costas, nuestros recursos turísticos y recreativos, y sobre los medios de vida, las economías, la salud y las identidades culturales de nuestras poblaciones indígenas.

Sin embargo, con toda esta evidencia científica aún existen países que mantendrían su adicción por el uso del carbón, que a la fecha representa aproximadamente el 40% de la producción de energía eléctrica y su uso continúa en aumento a nivel mundial, siendo tres cuartas producido en Asia.

En esta misma línea de “no” hacer caso a las señales de alerta, durante el COP24 el presidente de EEUU Donald Trump persiste con su discurso de escepticismo frente a los fenómenos del calentamiento global, incluso enviando el mensaje de la salida de EE.UU del Acuerdo de París “Tan pronto sea posible” o “no lo creo”, como indicó; echando la culpa a otros países como China y Japón.

Todas estas señales de alerta indican que es sumamente urgente tener una política energética basada en energías renovables, como también una comunidad de energías renovables fortalecida a nivel mundial y a nivel nacional con un discurso unido entre la comunidad científica y el mercado.

En los últimos 10 años, Chile ha tenido una participación muy importante en materia de incorporación de energías renovables a la matriz eléctrica, incluso la meta de 20% de ER al 2020, ya está prácticamente cumplida.

Las estimaciones nacionales sobre potencia eléctrica para fines del 2018 con energía eólica son de 1535 MW, creciendo en 114 MW más que el 2017, con 30 plantas de generación eólica. Para el 2019, el aumento será a 2156 MW, aumentando en 621 MW con plantas que están en proceso de construcción, según el reporte N°26 de CNE.

 

En cuanto a generación eléctrica con sistemas fotovoltaicos en el país, el aumento ha sido notorio en proyectos de gran escala. En particular por la disminución de los costos de la tecnología FV, el tiempo de implementación de los proyectos y, por la legislación local sobre incorporación de energías renovables a nuestra matriz.

En proyectos de baja escala (< 100 kW) en el área residencial, comercial y usuarios pequeños, el aumento no ha sido el esperado desde la entrada en vigencia de la Ley de generación distribuida en el 2014.

El presente año 2018, no ha sido tan auspicioso en materia de crecimiento sostenido en nuevas instalación FV comparado con el año 2017; pero según los nuevos proyectos en construcción el 2019 repuntará sumando más MW.

Paralelo a la Ley y con el propósito de desarrollar el mercado local en diferentes áreas, el gobierno ha incorporado algunos programas específicos para energizar con tecnologías solares de tipo fotovoltaica, como es el caso de los programas MINVU, techos solares públicos, proyectos de riego INDAP, entre los más notorios

Según el reporte N°26 de CNE, las plantas que debieran estar en operación para fines del 2018 sumarán unos 343 MW FV nuevos conectados al sistema eléctrico nacional, siendo bajo comparado con los 985 MW instalados en el año 2017. Para este 2018 la potencia total en SFV será de 2453 MW instalados y en operación.

En instalaciones FV menores a 100 kW realizadas mediante Ley 20571 de generación distribuida, se han desarrollado a octubre del 2018 aproximadamente 8313 kW, lo que suman 20,33 MW desde la entrada en vigencia de la Ley en el año 2014, habiéndose realizado un total de 3810 instalaciones.

Bajo el programa de Techos Solares Públicos PTSP que ha ido implementando el Ministerio de Energía, se ha beneficiado a diferentes entidades públicas y no públicas financiado la instalación de sistemas de tipo FV, sumando desde su inicio aproximadamente 140 proyectos de entre 5 kW a 100 kW con 3,5 MW de potencia instalada.

En el caso de sistemas solares térmicos para el calentamiento de ACS, existen iniciativas principales que han servido como incentivo para la instación de estos sistemas, siendo en su mayoría para abastecer de ACS en viviendas uni y multifamiliares.

Por Ley de Franquicia tributaria se han instalado 63.817 sistemas desde su entrada en vigencia en el año 2012. También se ha incorporado la instalación de estos sistemas en el programa PPPF de MINVU, con un total de 43.430 instalaciónes.

En el caso de los programas de reconstrucción que se han implementado por catastrofes, estos programas han incluido SST con un total de 5650 intalaciones. En total se han instalado 113000 (113 mil viviendas) SST con 230000 m2 de colectores térmicos y aproximadamente 115 MWt.

 

 

En el caso de sistemas de energía solar para usuarios agrícolas, INDAP y CNR han ido de forma paulatina incorporando energía solar fotovoltaica para energízar los sistemas de riego de los usuarios, con los beneficios energéticos y económicos en los lugares más alejados de la red eléctrica.

A la fecha se han instalado un total aproximado de 2568 sistemas (usuarios), con una potencia total de 5,7 MW fotovoltaicos. Acá el beneficio es sumamente notorio en los usuarios, pues reconocen el ahorro monetario que se obtiene con los sistemas de forma inmediata, debido a que el agua es un bien muy preciados en la agricultura, sobre todo cuando ya se llevan 8 años de sequía en la zona central del país.

El desafío ya está claro, solo se debe apurar la transición de las energías fósiles hacia las energías renovables del siglo XXI, siendo dos los pilares importantes en esta transición: la eficiencia energética y la energía solar, lo que apuntará a tener un 100% de energías para el 2100 con energías renovables. Pero para lograr este desafío, es elemental el capital humano, tanto técnico como profesional.

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