Los tratamientos de sanación distintas de la medicina occidental que conocemos, gradualmente, han ido posicionándose como una opción cada vez más acogida y demandada por la población chilena, luego de la certificación institucional entregada a profesionales auxiliares de la salud en disciplinas como la Acupuntura, la Homeopatía y la Naturopatía, como también de otras que aún no han sido reconocidas oficialmente por el Ministerio de Salud como Terapia Neural, Terapia Floral, Reiki, Yoga, Biomagnetismo, pero que de igual manera han sido incorporadas a los programas de salud pública en áreas como Consulta de Atención Primaria (morbilidad), Salud Mental, Consulta Espontánea, Rehabilitación, Manejo del Dolor, Crónicos Cardiovascular, etc. Y en donde, además, según datos del registro estadístico de consolidación de datos del sistema de salud pública del año 2018, en Chile se reportaron más de 65 mil atenciones en terapias alternativas correspondientes a pacientes postrados, hospitalizados, en tratamiento de cáncer, derivados desde especialistas y de la salud oral.
De esta manera, incipiente validación social con que cuentan los tratamientos alternativos de control de distintas dolencias a través de metodologías y prácticas derivadas de terapias naturales se entiende -primariamente- en consideración a factores emocionales derivados de los sentimientos de desesperación, el temor y la desesperanza de los pacientes tras haberse realizado a algún tratamiento de salud convencional, sin que se hayan recuperado satisfactoriamente de malestares y patologías vinculadas a los efectos de sus enfermedades y también de los efectos secundarios y secuelas de la medicación química e intervenciones quirúrgicas invasivas a las que se han sometido por distintos periodos de tiempo.
Conjuntamente a lo anterior, y quizás el factor clave de esta apreciación social positiva, se encuentra el sistemático y escalonado reconocimiento recibido de parte del sistema de salud pública y privada a los procesos terapéuticos naturales en justificación al contenidos de sus enfoques y objetivos medicinales apuntados a equilibrar, mantener e incrementar el bienestar físico y mental de las personas en diferentes etapas de su vida, mediante mecanismos de atenuación y disminución de los efectos adversos e indeseables de una enfermedad o dolencia, al igual que del manejo de ciertos síntomas y al restablecimiento y promoción de un sentido de control y vitalidad emocional.
En este contexto, los pacientes que sufren enfermedades crónicas (Artritis, Asma, Cáncer, Diabetes, etc,) y/o degenerativas (Azheimer, Esclerosis, Cáncer, Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, Encefalopatía traumática, etc.) y que exhiben de manera constante niveles intolerantes de dolor, son quienes con mayor habitualidad se han interesado y motivado a utilizar terapias alternativas y complementarias para buscar en ellas nuevas estrategias que les ayuden a detectar los factores sistémicos que provocan el deterioro de su salud, conjunta o fuera de las evaluaciones y conclusiones devenidos de la implementación de tratamientos analgésicos y antibióticos tradicionales.
Mismos principios activos farmacéuticos que, preocupantemente, se le ha sindicado como responsable de generar problemas de contaminación toxica ocasionadas por determinados compuestos químicos relacionados al consumo y la excreción de fármacos y metabolitos en la orina de los pacientes, y también con la eliminación inadecuada o insuficiente de los medicamentos caducados o no consumidos que se han constituido como principales vías de entrada en el medio ambiente acuático a través de las aguas residuales, entre las que se incluyen las urbanas, hospitalarias, industriales y las de origen agrícola o ganadero. Además, los residuos de medicamentos se pueden depositar en el suelo mediante a la execración humana y de animales o debido a la reutilización de residuos orgánicos y su posteriormente filtración en aguas superficiales y/o profundas.
Problemáticas medioambientales colaterales generadas a consecuencia del consumo de medicamentos químicos, que las terapias alternativas y complementarias también han intentado cambiar a partir de modificar el paradigma médico occidental basado en la concepción de la enfermedad como una alteración leve o grave del funcionamiento normal de un organismo que principalmente debe ser afrontada medicamente a través de la atención y tratamiento con medicamentos químicos y operaciones quirúrgicas, y reemplazarlo y/o complementarlo en ajuste a una lógica que aborde a las afecciones de salud en dimensiones y consideraciones vinculadas a componentes físicos, psicológicos, culturales, emocionales, espirituales y sociales, es decir, una mirada mucho más amplia diversificada conducente a complejizar la visión tradicional de la medicina desde una mirada no dogmática e inamovible.
Profesionales para los nuevos desafíos de la salud y el bienestar
Desde esta premisa, luego de que el Ministerio de Salud de nuestro país emitiera el Decreto de Ley Nº 42 que autoriza y regula el ejercicio de prácticas médicas alternativas a titulados de Universidades, Institutos y Centros de Formación Técnica en recomendación de la Organización Mundial de la Salud (ONG), en 2006 IDMA comenzó a impartir la carrera de Técnico en Salud y Terapias Naturales precisamente con el objetivo de plasmar dentro de un programa educativo que contempla diferentes tipos de instrucciones y fundamentos enfocados a entender que el manejo del dolor no tiene como único propósito aliviar el síntoma, sino que valorar e intervenir el estado de salud desde una perspectiva integral.
Perfil educativo y horizontal de nuestras y nuestros terapeutas de salud natural que busca, a partir de dichos tratamientos suplementarios, instruir y preparar a los pacientes y la comunidad en su conjunto a comprender las causas de las enfermedades que padecen, como también de las etapas curativas de las mismas, desde una perspectiva multidimensional y de sus propios procesos de autoconocimiento personal. Información experiencial obtenida durante el uso de terapias complementarias tales como Masajes Terapéuticos, Reflexología, Flores de Bach, Yoga, Relajación Guiada y Fitoterapia que pueden ser utilizadas como un importante aporte e insumo en el desarrollo de nuevos proyectos de investigación en donde se puedan incorporar los diagnósticos y evaluaciones de esta terapias alternativas y complementarias (CAM, por sus siglas en inglés) como parte de los protocolos de manejo clínico del dolor de la medicina tradicional.
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