El mar cubre aproximadamente el 70% de la superficie de la tierra y junto con ello alberga una vasta cantidad de especies y ecosistemas importantes para el equilibrio del planeta. Sin embargo, su estado ha empeorado con los años producto de las malas prácticas del ser humano y las conversaciones al respecto no parecen ser suficientes para pasar a la acción.
Hasta el minuto en el océano hay casi 200 mil especies descubiertas, pero se estima que existen millones en las profundidades que aún no han sido exploradas. Desde muchos puntos de vista, el mar contribuye a nuestra existencia y a la de todas las especies, un ejemplo claro es que éste absorbe casi el 30% del dióxido de carbono emitido, lo que ayuda a combatir el cambio climático.
Si bien los mares nos ofrecen grandes beneficios, esto parece ser olvidado por muchos y la contaminación es cada vez más alta. Según un informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre la Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) el 66% de los océanos se encuentra deteriorado y solo el 3% se encuentra libre de las manos del ser humano.
También, tal como indica el Servicio de Vigilancia Medioambiental Marina de Copernicus de la Unión Europea, los mares han registrado un aumento en la tasa de calentamiento en el último decenio, en comparación a la media a largo plazo. Esto demuestra el impacto que tienen los gases de efecto invernadero en la temperatura del océano.
Impactos de la pesca de arrastre
La contaminación y destrucción del mar se ha desencadenado por múltiples factores, siendo la pesca y específicamente la pesca de arrastre, el más dañino de todos. Este tipo de pesca simplemente lanza una red al océano y arrasa indiscriminadamente con todo el fondo marino.
El suelo marino, es el hogar de múltiples especies y organismos que son fundamentales en el ecosistema y la pesca de arrastre es el método menos selectivo y el más perjudicial, ya que aplasta y destruye indiscriminadamente a todos los organismos que existen en la zona que alcance la red, como algas, plantas y animales, obviando el tiempo y espacio adecuado que cada organismo necesita para completar su desarrollo, como los son las anémonas, corales y más. Asimismo, al remover el fondo, las especies quedan desprotegidas y expuestas a los depredadores.
Este arte de pesca no tan solo perjudica a los organismos, sino que también a las pescaderías, puesto que destruye la zona y entorpece el crecimiento de distintos peces y especies comerciales.
Chile en materia de contaminantes marinos
En nuestro país recientemente celebramos la aprobación de la ley que busca prohibir los plásticos de un solo uso y que hará frente a la grave contaminación por plásticos del mar. Esta ley pretende disminuir los residuos limitando la entrega de plásticos en diversos lugares. Para llevar a cabo esta ley, se consideran tres importantes factores: eliminar los plásticos innecesarios, que estos sean reutilizables, reciclables o compostables y lograr que los plásticos circulen.
Junto con todo esto, se establece que en 3 años los lugares de expendio de alimentos estarán obligados a entregar productos de carácter reutilizables y, además, los delivery podrán entregar solo envases y contenedores de plástico compostables certificados.
No obstante, nos estamos quedando atrás en materia de pesca. El proyecto de ley que buscaba prohibir la pesca de arrastre de merluza común fue archivado por falta de quórum en la Cámara de diputados y diputadas.
Esta iniciativa iba a modificar la Ley 18.892, General de Pesca y Agricultura, prohibiendo la “extracción de la especie merluccius gayi gayio, merluza común, con el arte de pesca comprendido como ‘arrastre’, ya sea de media agua o de fondo”. Agregando que este tipo de pesca podía ser utilizado “única y exclusivamente en los polígonos que definen las actuales huellas de pesca proyectadas y definidas por la autoridad pesquera respectiva”.
Lo cierto es que para avanzar en el cuidado de nuestro planeta, es necesario legislar en los mismos caminos, no sirve considerar solo ciertos aspectos, el llamado es urgente y el reloj está en cuenta regresiva, no podemos seguir dando prioridad al sector económico antes que al medioambiente y nuestra propia supervivencia en el planeta. La tierra está pasando por momentos críticos y es importante que las autoridades comiencen a dimensionar el peso de cada decisión que toman y sus respectivas repercusiones.
